Mis obras son climáticas, de cierta composición arquitectónica, fragmentos de espacios que después se transforman en incongruencia, algo desolados, carentes de movimiento, que proponen al espectador recorrerlos.
Me interesa que devuelvan misterio, asociado a la tensión provocada por el desafío a las leyes de la construcción, provocando ambigüedad, algo incómodo, una manera de llegar a la intriga. Hay un juego entre lo plano y el volumen espacial que provoca cierta tensión visual.
La paleta ficticia, el juego de sombras proyectadas, luces que bañan las paredes, son desviaciones que construyen el enigma.
El tratamiento pictórico del óleo sobre el papel, deviene en un lenguaje particular, aterciopelado, donde las pinceladas se esfuman, con una apariencia pulcra y meticulosamente controlada.